Cuando tienes un auto, uno de tus deseos es mantenerlo siempre en las mejores condiciones, por lo que intentas conseguir las herramientas que te puedan ayudar a lograrlo, sobre todo si eres el tipo de persona que suele hacer reparaciones por su cuenta.
Muchas veces el auto termina con pequeños rayones por distintas razones, o incluso llega a tener algunos más notorios, pero no quieres tener que pasar por el proceso de llevarlo a un taller a que reparen eso, siendo más cómodo hacerlo tú mismo con una pulidora para coches.
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Para entender mejor el funcionamiento de estas pulidoras, debes saber que existen varios tipos, rotativas y orbitales, por lo que esto varía de una a otra, y dependiendo de ello, puedes obtener distintos resultados.
Estas cuentan con un cabezal que va girando con una gran capacidad de abrasión; con esta puedes adaptar la velocidad de giro, al igual que ella misma viene diseñada de manera que las velocidades altas, el arranque sea progresivo, evitando así un mal uso de la misma; este funcionamiento permite que puedas realizar pulidos sin comprometer o dañar la pintura del auto.
Para el uso de esta debes tener cierto nivel de experiencia, ya que muchas personas no saben controlar la herramienta y los giros terminan dañando por completo el área que está tratando de pulir.
Estas ejecutan un movimiento que oscila alrededor de un eje fijo, si bien no cuentan con la misma fuerza abrasión que las rotativas, estas son mucho más fáciles de controlar a la hora de pulir.
Algo que tienen en común con las rotativas, es que en esta también puedes regular la velocidad, siendo ideal cuando se requiere su uso en trabajos más pequeños. Esto también es muy útil cuando se trata de dejar el pulido lo más perfecto posible, haciendo que sea más fácil hacer un trabajo más prolijo, sin dejar marcas de ningún tipo.
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Si bien existen estos tipos de pulidoras, debes saber que para que puedan ser usadas en coches, deben contar con una serie de características muy específicas; de manera que puedas hacer un trabajo correctamente, sin correr el riesgo de dañar la pintura de tu auto, o simplemente de perder tiempo y dinero en algo que no te va a funcionar.
Una pulidora para coches no debe exceder las 7.000 RPM, pero tampoco puede estar por debajo de las 2.000 RPM; con esto garantizas que el trabajo se hará correctamente, pero evitas hacer cortes indeseados, quemar la pintura y más.
Evitar usar aquellas pulidoras que requieran de aire comprimido; para pulir tu auto siempre serán mejor aquellas eléctricas, ya que su funcionamiento y electricidad son mucho más constantes.
Incluso puedes utilizar algunas de batería, porque las puedes llevar en tu coche y así evitas depender de una toma de corriente.
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Puedes emplear platos que van desde los 125 mm hasta los 180 mm; es ideal que este sea de los que vienen acolchados, de manera que se distribuya de forma mucho más eficiente la presión que genera el pulido.